Es sin duda más
confortable someterse ciegamente que esforzarse en realizarse: también los
muertos están mejor adaptados a la tierra que los vivos. S. Beauvoir
El segundo sexo (1949),
de Simone de Beauvoir, es una obra clave del pensamiento del siglo XX. Además,
impuso nuevos planteamientos al feminismo, que tras un largo periodo
reivindicativo de los derechos de la mujer, necesitaba un nuevo empuje. Beauvoir
rondaba la cuarentena, se encontraba en la mitad de su vida y era tiempo de
reflexionar. ¿Qué ha supuesto para mí el hecho de ser mujer?, se pregunta. Y la
respuesta llega a través de diferentes perspectivas, desde análisis culturales,
ontológicos, históricos, científicos, sociológicos e incluso personales, que se
resumen en una frase que todos conocemos: No se nace mujer, se llega a
serlo.
Simone de Beauvoir advierte al lector que su estudio toma
como muestra la mujer en la sociedad occidental, la mujer francesa en concreto,
de clase media en particular, pues para ella es la más próxima y fácil de
investigar. Tampoco es su intención realizar un estudio exhaustivo de la mujer
en general, sino profundizar en la mujer de su tiempo. Pese a estas
restricciones, El segundo sexo es una
obra clave y de referencia para cualquier feminista. El primer tomo mira al
pasado para intentar averiguar qué circunstancias han hecho posible que la
mujer se considere como el otro. En el segundo tomo, Beauvoir describe cómo la
sociedad y la cultura moldean a la mujer desde la cuna y hace un recorrido por
las diferentes etapas de la vida hasta llegar a la vejez, un periplo de
sumisión y subordinación que se transmite a través de generaciones. Las mujeres
todavía nos sentimos identificadas con este segundo volumen, en el que se nos
indican varios caminos para llegar a la liberación: tener un trabajo que aporte
independencia económica y luchar junto al resto de mujeres para lograr una
emancipación colectiva.
Para analizar la situación que padece la mujer, Simone de
Beauvior se hace una pregunta clave: «¿De dónde le viene a la mujer esta
sumisión?» El hombre es sujeto con autoconciencia ante la mujer y la ve como
otro, como un objeto. A lo largo de la historia, la mujer vive este vínculo sin
exigir ninguna reciprocidad. La relación de dominio del hombre sobre la mujer
es más compleja que cualquier otro tipo de dominación ejercida y se halla
hondamente arraigada a la historia de la humanidad. ¿Qué hay en la mujer que la
define como un ser inferior? El primer aspecto a tener en cuenta es el cuerpo.
La mujer es por su fisiología hembra y como tal ha de cumplir funciones
específicas encaminadas a garantizar la pervivencia de la especie. Durante toda
su vida, y en especial desde la pubertad a la menopausia, debe relegar e
incluso renunciar a sus metas individuales para ponerse al servicio de la especie. El cuerpo impone limitaciones a
la mujer y coarta su independencia, por eso le resulta tan complicado asumir y compaginar
su condición de ente autónomo y su destino femenino, de ahí que tantas mujeres
acepten el camino fácil del sometimiento.
La pasividad, el sometimiento y el silencio impuestos por el
patriarcado se verán afectados por dos hitos históricos: la Revolución francesa
y Revolución Industrial. Gracias a la segunda, la mujer escapa del hogar y
desempeña en la fábrica tareas de producción que le permiten cierta
independencia. También los avances científicos y médicos posibilitarán que la
mujer adquiera cada vez más control de su cuerpo, reduzca el número de
embarazos y disfrute de su sexualidad de forma individual, y no supeditada al
varón.
El feminismo comienza su andadura con la Revolución francesa
y lo hace como un movimiento político de emancipación que aspira a la igualdad
entre los seres humanos. Cuando aparece El
Segundo Sexo, la primera ola del feminismo, el sufragista, ha alcanzado ya
bastantes de los objetivos que se había marcado. Las teorías de Beauvoir
aportan reflexiones que darán pie a un nuevo feminismo, más militante y
radical. El componente filosófico de la obra aporta novedosos puntos de vista
que llegan desde el existencialismo. No solo la mujer debe cambiar, también el
hombre ha de hacerlo, porque la construcción de una sociedad igualitaria es
cosa de dos.
Título: El segundo sexo
Autora: Simone de Beauvior
Editorial: Cátedra
Páginas: 912
*Autora: María Dubón