En agosto de 1926, Rodolfo
Montero viaja a París para aprender el proceso de vinificación, su padre es
dueño de un extenso viñedo y elabora vino en Cariñena. Alterna sus días de
crápula recorriendo los locales de moda parisinos con su amigo Marcel y
preparándose para tomar las riendas del negocio familiar. Entre fiesta y fiesta
descubre a la gente más chic de París, un ambiente seductor para un joven
abogado que ansía divertirse antes de sentar la cabeza.
En casa de Cole
Porter conoce a una joven ninfa que baila como nadie y Rodolfo queda hechizado
por sus rítmicos movimientos y por su espectacular belleza. No imagina que su
hada es la hermana pequeña del distinguido Marcel. Enseguida intiman, y la
pasión los devora cuando Rodolfo recibe un fatídico telegrama: su padre ha
muerto. Ha de regresar inmediatamente a Cariñena, pero no puede alejarse de su
amada y decide casarse con ella antes de partir hacia España.
La Casa de la Loma,
perdida entre viñedos, rodeada de nieve y azotada por el cierzo, recibe a la
pareja de recién casados. Solange es una flor exquisita, acostumbrada al lujo y
a las fiestas, el brusco cambio en el estilo de vida, el choque cultural y la
soledad afectarán a su ánimo. Tendrá que acostumbrarse a sobrevivir en un duro
entorno rural, donde las gentes sencillas se asombrarán e incluso se
escandalizarán al verla lucir sus modelos de Chanel, su maquillaje, sus
costumbres tan distintas.
Rodolfo, por su
parte, tendrá que afrontar la pérdida de su padre en circunstancias extrañas;
el cuidado de Dionisio, su hermano mayor, que desde que regresó de la guerra de
Marruecos es un espectro alcoholizado; la dirección del negocio familiar, que
no atraviesa su mejor momento; las viejas rencillas entre los Montero y Severo
Andrade, otro viticultor de la zona… Un sinfín de complicaciones que le
separarán de su amada y acabarán influyendo en su matrimonio.
Carmen Santos ha
escrito una novela espectacular, que crece despacio y madura como la garnacha,
adquiriendo tonalidades y cualidades que la hacen imperecedera en el recuerdo
del lector. Un jardín entre viñedos
es una historia que se disfruta como una copa de buen vino, despacio y
dejándose invadir por el color rojo brillante de la pasión, por los aromas afrutados
de los días felices y por el intenso sabor de las emociones.
*Reseña: María Dubón